No es desconocida la situación que atraviesa la educación pública en el país, aunque los gobiernos de turno insisten en mirar hacia otro lado. Mientras nos encontramos aún en pandemia, la insistencia con el regreso a las aulas resulta ser desmedida, teniendo en cuenta que, el plazo para poner en óptimas condiciones las instalaciones educativas fue de un año no se han visto avances ni mejoras, como tampoco aumentos salariales para docentes y no docentes y la falta de paritarias, entre otras.

 Entendiendo por un lado que, muy al contrario de lo que expresaba hace unos días el Director General de Escuelas, José Thomas, las escuelas en Mendoza, al igual que en otras provincias, se encuentran en estado de abandono. La falta de agua potable, insumos, espacios adecuados para la implementación de los protocolos requeridos para la prevención de contagios, imposibilitan que estén dadas las condiciones para que podamos volver a las aulas.

Por otro lado, el atropello que sufren constantemente los y las trabajadoras de la educación, los pagos en cuotas, la burla salarial, el destrato y amedrentamiento por parte del gobierno provincial y medios de comunicación hegemónicos. Teniendo en cuenta que el valor de la canasta básica familiar es de 56.000 pesos y el sueldo de una docente de Lavalle, que trabaja 6 horas, con un 90% de zona, es de 10.000 pesos, los salarios no alcanzan a cubrir siquiera las necesidades básicas de vivienda, pago de servicios, etc.

Demás esta aclarar que el ciclo lectivo 2021, muy al contrario de lo que aseguran las autoridades, no comenzó con normalidad. Docentes, no docentes y familias se convocaron durante los días 1 y 2 de marzo, a lo largo y ancho de la provincia, con paro por 48 hs, caravanazos, concentraciones y marchas para reclamar por sueldos dignos y condiciones adecuadas para volver a las aulas sin exponer a la comunidad en general.